martes, 29 de junio de 2021

EL ANTIGUO RÍO SEGARRA, Y SU RELACIÓN CON EL TERRITORIO DEL POBLADO IBERO ILERCAÓN SIGARRA.

 

(Serie): GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVÍNCIA DE CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES BEL (TALLER DE HISTORIA, MEMORIAS Y PATRIMONIOS):

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR....

(Temáticas): TIERRAS, MITOS Y LEYENDAS DEL MAESTRAZGO.

"EL TOPÓNIMO IBERO-ROMANO SIGARRA/SEGARRA, UN REFERENTE GEOGRAFICO DE LEYENDA, QUE CRUZA LOS TERMINOS MUNICIPALES DE ALCALÁ DE XIVERT Y LES COVES DE VINROMÁ".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

INTRODUCCIÓ: Este articulo está dedicado al antiguo rio llamado Segarra (cita Carlos Sarthou Carreres: río Segarra o rambla de las Cuevas), en la actualidad la gente del lugar lo nombran o refieren como el río Seco de las Cuevas, río Cuevas o rambla de las Cuevas, este viejo cauce divisorio de comarcas geográficas, viene a verter sus aguas al mar Mediterráneo, encontrándose su delta configurando el Cabo de la Punta de Capicorb. Este topónimo geográfico, del curso hídrico "Segarra" hace mención e indica una relación o simbiosis entre este río, su cuenca y un antiguo territorio ibero ocupado por una tribu o pueblo ilercaón llamado "Sigarra", citado en la geografía de Claudio Ptolomeo en el siglo III. "SIGARRA, Sigarra; pueblo de los ilercáones".

POBLADOS IBEROS EN EL TRAMO FINAL DEL RÍO SEGARRA: De la edad Antigua se conocen en el término de Alcalà de Xivert múltiples vestigios de población y asentamientos antiguos. Destaca la presencia de materiales foráneos traídos por los pueblos comerciantes del Mediterráneo oriental, como por ejemplo un escarabeo egipcio en la necrópolis de la Solivella así como cerámica fenicia y griega en diversos yacimientos. Este aspecto demuestra la fluidez de los contactos e interrelación entre los habitantes de toda la cuenca mediterránea durante la edad del Bronce y la edad del Hierro; contactos que constituirán el núcleo fundamental que permitirá la aparición de la cultura ibérica en el litoral mediterráneo, fruto justamente de esta relación entre la población autóctona y los comerciantes y colonizadores fenicios y griegos, tal y como estos restos materiales constatan en el caso de Alcalà. Precisamente, de época ibérica y de la posterior romanización se encuentran abundantes restos arqueológicos por todo el término: poblados como el de El Palau y El Tossalet; lápidas con inscripciones, restos cerámicos y metales en el Corral de Royo, Pulpis, Irta y Xivert; monedas romanas en Regalfarí, Alcalà y en Xivert; y enterramientos dispersos en Capicorb, Palaba y Alcossebre, que demuestran una densa red de poblamiento en dicha época. Especial importancia tiene el yacimiento de la necrópolis de La Solivella, excavado de urgencia en 1961 tras su descubrimiento fortuito arando un campo y que constituye una de las necrópolis ibéricas más antiguas, de entre los siglos VI-V a.C, de todo el ámbito cultural ibérico. En la actualidad se conservan los restos arqueológicos, compuestos por urnas funerarias y ajuar diverso (armas, fíbulas, brazaletes, etc.) en el Museo de Prehistoria de Valencia.

TOSSALET: Cronología de los materiales: Cultura ibérica: Antigua. 2ª. mitad s. VI a. C.; Cultura ibérica: Plena. S. V-I a. C.; Cerámica campaniense: S. III a. C. 

PALAU: PALAU (Alcalá de Xivert): Situado a la parte izquierda del río Segarra. La cronología de los materiales del Palau es la siguiente: Tradición de los campos de urnas: Influencia fenicia. 1ª. mitad del s. VI a. C.; Cultura ibérica: Antigua. 2ª. mitad s. VI a. C.; Cultura ibérica: Plena. S. V-I a. C.; Cerámica ática: S. IV a. C.; Cerámica campaniense: S. III a. C.; Cerámica romana: S. I a. C. 

“EL CURSO FLUVIAL DEL ANTIGUO RIO SEGARRA, DENOMINADO  EN LA ACTUALIDAD  RAMBLA DE LAS CUEVAS O RÍO SECO DE LAS CUEVAS, UN VIAJE AGUAS ABAJO DESDE LA VALLTORTA HASTA CAPICORB, POR EL CORREDOR BIOLOGICO DEL RÍO CUEVAS”. Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

EXPOSICIÓN: El río de San Miguel es un río autóctono de la provincia de Castellón, también denominado cómo Rambla de las Cuevas, o rambla de San Miguel y desde la antigüedad hasta el siglo XX era bien llamado el río Segarra, que con el tiempo fue derivando hacia otros topónimos o léxicos geográficos del decir propio de los habitantes locales como son los topónimos río Coves, río Seco de las Cuevas, rambla de las Cuevas, rambla de San Miguel, riu Segarra, la rambla de les Coves, el río Seco.... El curso hídrico, que describe está vía fluvial y su gran cuenca de drenaje continental, son un verdadero patrimonio natural de gran valor medioambiental, que pasa por varios términos municipales (Catí, Albocacer, Tirig, Coves, Alcalà de Xivert,...) siendo este antiguo río Segarra el más importante patrimonio natural hasta su final en el delta en el área de Capicorb y Alcalá, que es donde más se ensancha el río y dónde desembocan finalmente sus aguas al mar Mediterráneo. El lecho del río Segarra otrosí caudaloso, y actualmente denominado popularmente como Rambla del riu de les Coves, este permanece seco la mayor parte del año, muchos años el río no tiene ninguna crecida ni arrastre de aguas, por esta fase de agostamiento del caudal, y sin aguas en movimiento en largos períodos que suelen superar el año totalmente seco, se le denomina también rambla (rambla de les Coves), puesto que el agua por estas lides kársticas solo circula un flujo fluvial coincidiendo con los periodos de máxima pluviosidad cuando cae La lluvia de forma torrencial. Este río totalmente castellonense, baja desde las montañas hacia el litoral mediterráneo tiene una longitud aproximada de unos 40 km de recorrido, (su cuenca alcanza una superficie aproximada de unos 500 kilómetros cuadrados), el río nace en el valle de Benafeixines y recoge las aguas de las montañas de Catí, Albocàsser, Tírig y Coves de Vinromà, donde recibe el nombre de barranco de la Valltorta. En la confluencia de aguas de este barranco de la Valltorta, con las aguas del río de drenaje convecino que discurre por el valle de Sant Mateu - Salzadella hacia Cuevas, de este encuentro se conforma una nueva cita o denominación para este cauce de aguas mezcladas de los drenajes hídricos de los dos barrancos, y el río con este nuevo curso de aguas toma el nombre de riu Coves o río Cuevas por la proximidad de la población de les Coves de Vinromà, distante a unos 3 km río abajo, es cuando pasa por esta población, cuando más se engrosa el caudal de este río, puesto que las aguas que porta la “rambla de las Rocas” o “ríu Flaó” de Vilanova de Alcolea, que es afluente y vierte sus aguas al río Coves, el antiguo río Segarra, y por un estrecho barranco abierto y cortado mayormente por el desgaste de la roca molida por el río pleistocénico, esta abertura permitió penetrar el cauce de agua desde el valle hacia el interior de los montes prelitorales a buscar el mar abriéndose paso entre las importantes secciones de conglomerados cretácicos de la cordillera prelitoral. La potencia de las aguas de este antiguo río Neozoico, se abrieron camino fluyendo hacia el mar a través de las secciones materiales pertenecientes principalmente a las escalas temporales geológicas del cretácico inferior, cretácico superior y neógeno. Al entrar en la jurisdicción del término de Alcalà de Xivert el río toma el nombre de San Miquel, hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo en el "cabo de la Punta de Capicorb”, el nombre de San Miguel es dado por la deidad cristiana que existió erigida en la ribera izquierda de este valle fluvial, a lo largo de su recorrido, el río va acumulando volumen de aguas y arrastra los materiales geológicos continentales hacia el mar, que vierten y arrastran el río principal, los afluentes, las ramblas, los barrancos, las correntias y los drenajes aluviales menores.

GEOGRAFÍA DE PTOLOMEO: Claudio Ptolomeo. Escritor, geógrafo, matemático, astrónomo y astrólogo greco-egipcio Claudio Ptolomeo. Fechas aproximadas del nacimiento y óbito de Ptolomeo  (circa 90-c. 168/circa 100–c 170) (circa 100–circa 170).

LA GEOGRAPHIA DE PTOLOMEO: “La Geografía de Claudio Ptolomeo tiene datos inexactos serios, atribuibles en parte al error en el cálculo del tamaño de la Tierra, que creía más pequeña de lo que es. Como resultado de este error de cálculo Colón subestimó el tiempo que tardaría en navegar en dirección Oeste hasta llegar a lo que él creía que era Asia. Gradualmente los exploradores europeos fueron completando y corrigiendo los mapas de Ptolomeo, pero los métodos del antiguo geógrafo continuaron siendo una importante base para la práctica cartográfica moderna, presentando dos referentes de medición para la costa. Por un lado, un conjunto de datos que se agrupan por capítulos que son descritos como una Ora Marítima, particularmente para la costa mediterránea de la Tarraconense (Ptolomeo. II, 6, 13 - 19).

LOS ILERCAONES: Francisco Javier Fernández Nieto, Dr. en Filosofía y Letras por la Universidad de Salamanca. “Beribraces, edetanos e ilercaones: pueblos pre-romanos en la actual provincia de Castellón”. Los ilercaones eran un pueblo ibero que ocupó el territorio final del Ebro, su territorio se extendía por el sur de la actual provincia de Tarragona, el norte de la Castellón y el oriente de la Teruel (España). Probablemente estuvieran relacionados con los ilergetes, sus vecinos por el noroeste en la cuenca del Ebro. Hay noticias suyas a partir del siglo III a. C. y son nombrados varias veces por los historiadores antiguos que relatan la historia de la llegada de los romanos a la península. La ilercavonia es nombrada todavía en documentos medievales. El testimonio de Ptolomeo referido a las ciudades de las tribus Beribraces y Ilercaones. Así podría más fácilmente llegarse a identificar algunos lugares, como p. ej. ambos Tenebrios,  que estarían en el comienzo de la frontera de los ilercaones y podrían situarse a la altura de Oropesa. Los límites de los ilercaones, pues, se han de fijar a la altura de Oropesa, ligeramente al Norte de la Plana de Castellón y abarcando casi por completo el resto  de la provincia hasta el Ebro; los edetanos quedan a la altura de Almenara y se  extienden progresivamente hacia el Norte, por la cuenca del Palancia hacia el interior y la provincia de Teruel. La región media, toda la cuenca del Mijares, será  la zona de contacto entre ambas tribus, en donde hubo algunos asentamientos  aislados en época temprana, de los edetanos, que se extinguen en el siglo IV a.C.. El río Udiva será pues el Mijares, y la noticia de Plinio es correcta y de gran utilidad. Tras desmembrarse del tronco ilergete debió de ser el momento en que los ilercaones adquieren su nombre y personalidad como tribu. Su cultura fue muy pobre, como se comprueba por las excavaciones. Las relaciones hostiles con los edetanos sirven muy bien para explicar esa falta de contacto entre ambos pueblos; más civilizados los edetanos, más rudos y hostiles los ilercaones, crearon a lo largo de sus fronteras una zona fluctuante que hizo más difícil la exacta determinación de los límites”.

EL RÍO SEGARRA EN LA PRENSA: 

AÑO 1857. - El Clamor público (Madrid) 14/4/1857, página 2. SERVICIOS DEL CUERPO DE LA GUARDIA CIVIL. "Provincia de Castellón de la Plana.--Puesto G.C. de Torreblanca. «A consecuencia de un fuerte temporal, el rio Segarra salió de su cauce, por lo que se dispuso permaneciese una pareja en el mismo, para la custodia de los carruajes que tuviesen que pasar por él, y en la tarde del 2, hallándose el sargento segundo Joaquín Ambrojo y guardias segundos Bartolomé Pastor y Vicente Peiró Carratalá, se presentaron para su paso la diligencia que desde Barcelona se dirige á Valencia, y la diaria que lo verifica á esa capital, y no pudiendo efectuar el paso por la misma carretera por haberla cortado el agua, fue preciso realizarlo más abajo, dejándose para ello los viajeros en la parte opuesta, atascándose dichos carruajes en medio de las corrientes, por lo que fue preciso á los civiles tirarse al agua que les llegaba a la cintura, y después de grandes esfuerzos pudo ponerlas en salvo quebrándose una de las cadenas de la primera diligencia, pisando después diferentes veces á trasladar los viajeros, y en una de ellas tropezó en una piedra el guardia Pastor, cayéndose en lo más profundo y quedando cubierto de agua, pero acudió en su auxilio el guardia Peiró, recibiendo el primero una fuerte contusión en la pierna izquierda; todos los pasajeros trataron de gratificarlos, y en especial una señora, esposa del señor general Osorio que les daba porción de monedas, las que fueron rehusadas con el decoro que acostumbran les individuos del cuerpo, por lo que marcharon todos elogiando la institución: también fueron auxiliados diferentes carruajes de particulares".»

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

- Francisco Javier Fernández Nieto: Beribraces, edetanos e ilercaones: Pueblos pre-romanos en la actual provincia de Castellón.  Zephyrus: Revista de prehistoria y arqueología, Nº 19-20, 1968-1969, págs. 115-142.

- J. COLOMINAS (1923): “Els  Enterraments dels Spleters a Salsadella”. Annuari del Institut d'Estudis Catalans, VI, 1923, p. 616.  

- J. J. SENENT IBÁÑEZ (1923): “Estacions ibériques entre el riu Cenia y el  Millars”. Annuari de l'Institut d'Estudis Catalans, VI, 1923, p. 619.

- ADOLF SCHULTEN (1963): “Geografía y etnografía antiguas de la Península Ibérica”, Volume 2. Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, Instituto Rodrigo Caro de Arqueologia, año 1963.

- BOSCH   GIMPERA, P. (1932): “Etnología de la Península Ibérica”. Alpha. Barcelona.

- JUAN MALUQUER DE MOTES Y NICOLAU (1954): Los pueblos de la España ibérica. A: España prerromana: etnología de los pueblos de Hispania. Vol. 1-2 de la Historia de España dirigida per R. Menéndez Pidal. Espasa-Calpe. Madrid: 305-370.

- Escolano, Gaspar (1610): "Década primera de la Historia de la insigne y coronada ciudad y Reyno de Valencia". Valencia, 1610.

-M. TARRADELL (1965): Historia del País Valencià, Prehistoria   y Antiguitat. Barcelona 1965.

-CARLOS SARTHOU CARRERES (1876-1971): "Geografía general del Reino de Valencia. Provincia de Castellón".

- Prades Bel, Juan Emilio (2007): “El “Castellet” una torre de güaita al cim del “Raspall” (Torreblanca)”. CEM nº 77, 2007.

- Roca Traver Francisco A. (1988): “Noticias Históricas de Torreblanca”. Castellón 1988.

Amador Prades Doménech , Angeles Bel Doménech,
Anna Martí, Paco Martí y Maggi.


Crecida del río Segarra, actual río Cuevas y rambla San Miquel.

Crecida del río Segarra.


Poblado marítimo de Capicorb.

La Punta del Cabo de Capicorb.










lunes, 14 de junio de 2021

LA BOTA DE VINO PARA EL CAMINO.

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES (TALLER DE HISTORIA, MEMORIAS Y PATRIMONIOS).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR....

Serie: DATOS PARA LA HISTÒRIA Y LA RECREACIÓN MEMORIAL DE PERSONAJES, OFICIOS Y COSTUMBRES DE LOS TRASIEGOS POR EL PASO DEL ANTIGUO CAMINO REAL DE VALENCIA A BARCELONA (ACTUAL CARRETERA NACIONAL CN-340):

"LA TÍPICA BOTA DE PEZ PARA EL VINO, DE USO MASIVO EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX, Y ENTRE LOS PERSONAJES PROPIOS DE LAS DILIGENCIAS, LOS VIAJES Y LOS TRASIEGOS POR LOS CAMINOS REALES, SEGÚN LAS OBSERVACIONES COSTUMBRISTAS DEL HISPANISTA RICHARD FORD, DE SUS VIAJES POR ESPAÑA, ENTRE LOS AÑOS 1830-1833".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓ: La bota más típica de los españoles, es un recipiente hecho de piel curtida, y este era y es un utensilio de uso y fabricación muy típico en España. La bota se utilizaba para contener cualquier clase de líquido, pero su uso más tradicional era y es como recipiente para transportar el vino para una persona y día.

EXPOSICIÓN: Este artículo costumbrista y folklorista, trata sobre la vida y costumbres de los españoles del primer tercio del siglo XIX en los años previos al estallido de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), y su cercana relación ambigua de estos con el vino y el trago, y con la costumbre de llevar cada español, su propia bota de vino a cuestas colgada de su hombro o formando parte de su equipaje de mano. Este relato, se basa en las experiencias propias del viajero inglés Richard Ford, un curioso aventurero y antropólogo atraído por la cultura popular española. Ford escribía, dibujaba y describía de forma concienzuda y realista las experiencias y situaciones de su alrededor de las que muy atentamente paraba suma atención de todo aquello que era testimonio presencial, y que le resultase a su parecer arraigo cultural, comportamiento social y curiosidades propias de las costumbres españolas, las cuales sabiamente fue describiendo aquellas pintorescas situaciones y actividades cotidianas de sus compañeros de viaje españoles de hace 200 años. Este artículo describe con detalle lo narrado por Richard Ford sobre los manejos de uso de las inseparables botas de mano de los españoles, unos contenedores muy latentes en el espíritu de la necesidad prioritaria, de un consumo personal diario de vino y la cultura amigable de invitar a un trago a los amigos, y si tercia a otros pájaros de cabalgata, de los que siempre se encuentran de preparados oportunistas, habidos de chupar y succionar los caldos de una bota ajena, y les saben muy sabrosos los robados tragos a estos pícaros "gorreros", que por mala costumbre tomaban de recelo el vino que bien no merecían, sustrayendo los caldos de los confiados con bota y gentes de buen pensar que por ventura se cruzasen por el camino.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: RICHARD FORD (1830-1833). “GATHERING FROM SPAIN”.   “THINGS OF SPAIN. THE COUNTRY OF UNFORESEEN”. "COSAS DE ESPAÑA. EL PAÍS DE LO IMPREVISTO ”.  LAS EXPERIENCIAS Y VIVENCIAS AUTOBIOGRAFICAS DE RICHARD FORD (narrador) DE SUS VIAJES POR ESPAÑA EN LOS AÑOS 1830-1833”:

Textos de Richard Ford (1796-1858): " LA BOTA: Aparejado todo de esta manera, en el arzón de la silla debe siempre añadirse una bota y la pistola de bolsillo de Hudibrás. Y digamos una palabra de esta bota, que es tan necesaria para el jinete como la silla para el caballo. Este utensilio tan asiático y tan español sirve de botella y de vaso al mismo tiempo a los peninsulares que van de camino, y no se parece en nada a los cacharros de vidrio o de peltre que se usan en Inglaterra. Tan fácilmente iría una española a la iglesia sin su abanico, como un español a la feria sin su navaja, como se pondría en camino un viajero sin su bota. La nuestra, la fiel confortadora de muchos caminos secos, compañera de largas jornadas, hoy reliquia de un pasado feliz, está colgada, como un ex voto al Baco ibero, al modo como los marineros de Horacio colgaban sus vestiduras húmedas en ofrenda a la deidad que les librara de los peligros del mar. Su piel, arrugada ahora por la edad y añorando infructuosamente el vino, conserva aún la fragancia del líquido rubí, sea el generoso Valdepeñas o el rico vino de Toro, y refresca nuestro olfato si por casualidad nos acercamos a su boca, teñida de rojo.

El rancio perfume del vino perdura en ella, haciéndonos la boca agua y quizá trayéndola también a los ojos. ¡Qué ensueño de aromas españoles, buenos, malos e indiferentes, despierta en nosotros nuestra amiga la borracha! ¡Qué recuerdos se amontonan, despidiendo el balsámico aroma del mediodía: de las olorosas llanuras y los montes cubiertos de tomillo, en donde Flora llama a sus pequeñas amigas las abejas; de las iglesias nubladas de incienso; de las cabras y los frailes, barbudos y odoríferos; de las ciudades, cuyo vaho de ajo, ollas, aceite y tabaco se eleva al cielo, mezclado con las mil fragancias que percibe el olfato de un hombre, ya desembarque en Calais o en Cádiz!. Ahí está colgada nuestra aromática bota, ahora un grato recuerdo. Cumplió su tiempo, y ya nunca se verá henchida, en la ardiente y sedienta España, para vaciarla de nuevo, que es aún mejor.

Esta bota, de donde se derivan los términos butt de Jerez, bouteille y botella, es la vasija oriental de cuero más antigua a que se hace alusión en el libro de Job, cap. XXXII, v. 19: «Mi vientre está a punto de estallar, como las vasijas nuevas»; y en la parábola de San Mateo, cap. IX, v. 17: «Ni echan vino nuevo en odres viejos. De otra manera se rompen los odres, y se vierte el vino y se pierden los odres. Mas echan vino nuevo en odres nuevos, y así se conserva lo uno y lo otro». Esta parábola pierde gran parte de su sentido con nuestra palabra bottle (botella), que, siendo de vidrio, no se estropea con el tiempo como una vasija de cuero. Una «botella de agua» de esta clase fue una de las pocas cosas que Abrahán dio a Agar cuando echó a la madre de los árabes, cuyos descendientes introdujeron su uso en España. Tiene forma de una gran pera o de bolsa de perdigones, y su cabida varía entre media arroba y cinco cuartillos. La parte del cuello va provista de una especie de taza de madera, por donde se bebe.

UN TRAGO: La manera de usarla es la siguiente: Se coge el cuello con la mano izquierda y se coloca la taza junto a los labios; después se va subiendo con la mano diestra, poco a poco, el extremo más ancho de la bolsa, hasta que el líquido, obedeciendo a leyes hidrostáticas, sube de nivel y llena la taza, en la que se bebe sin molestia alguna. La gravedad con que esto se hace, la larga, pausada, sostenida y sanchopancesca devoción de los valientes españoles cuando se les ofrece un trago de una bota ajena, son verdaderamente edificantes y tan profundos como el suspiro de satisfacción con que, después de haber trasegado vino hasta no poder más, se devuelven el precioso pellejo.

No vierten ni una gota del divino líquido, como no sea algún chapucero o novato que, levantándola antes de tiempo, se moje toda la cara. El agujero de la taza se estrecha con una espita de madera, perforada a su vez, y que se tapa con una pequeña estaquilla. Los que no quieren tomar un trago muy grande no quitan la espita, sino solamente el tapón pequeño, y entonces sale el vino en un chorrito delgado. Los catalanes y aragoneses casi siempre beben de este modo; nunca tocan el vaso con los labios, sino que lo mantienen a cierta distancia y dirigen el chorro a la boca o más bien a la mandíbula de abajo. Para los que no tienen práctica es mucho más fácil verterse directamente a la garganta que a la boca. Ellos lo hacen a la perfección, pues las botellas para, beber están hechas también con un pitorro largo y se llaman porrones.

EL PELLEJO: La bota no debe confundirse con la borracha o cuero, el pellejo de vino (odre), que es entero y hace las veces de barril. La bota es el recipiente al por menor; el pellejo es el de al por mayor. Es la típica piel de cerdo, cuya adoración en la Península sólo es comparable a la que se siente por el cigarro, por el duro y, a veces, hasta con el culto a la Virgen. En la mayor parte de las ciudades de España hay tiendas de boteros, en las cuales se pueden ver las sopladas pieles del sucio animal alineadas como los carneros en nuestras carnicerías. Al curtirlas y trabajarlas se les conserva la forma del cerdo, con patas y todo, excepto una: la piel va vuelta del revés para que la parte del pelo quede por dentro, y, además, esta parte es embreada cuidadosamente, como el casco de un barco, con objeto de que no se rezume; de aquí cierto sabor peculiar a cuero y resina, que se llama la borracha, muy característico de los vinos españoles, excepción hecha del jerez, que, como se hace generalmente por extranjeros, se conserva en toneles, según demostraremos al ocuparnos de los vinos. A un hombre ebrio, cosa mucho más rara en España que en Inglaterra, se le llama borracho, término muy poco lisonjero. Estos cueros, llenos, se cuelgan en las ventas y demás sitios de su culto, y se economizan la bodega, los toneles y el embotellado: tales fueron los panzudos monstruos a que Don Quijote atacara.

La bota está siempre cerca de la boca del español que puede procurársela; todas las clases sociales se hallan siempre dispuestas, al igual de Sancho, a dar «mil besos», no sólo a la propia, sino a la del vecino, que suele ser más codiciada que la mujer; por lo tanto, ningún viajero precavido viajará un paso por España sin llevar la suya, y cuando la tenga no la guardará vacía, sobre todo si tropieza con un buen vino. Cualquier individuo que os acompañe en España sabrá instintivamente dónde puede encontrarse buen vino, pues éste no necesita ramo, heraldo ni pregonero. En esto nuestra experiencia concuerda con el proverbio: más vale vino maldito que no agua bendita. En la escala de las comparaciones podemos decir que allí se hallará buen vino, mejor vino y el mejor vino, pero nunca vino malo. Los españoles son tan buenos catadores de vino como de agua; pero rara vez los mezclan, pues dicen que es hacer una cosa mala de dos buenas. Vino moro no quiere decir que va sucio, ni que tenga cualquier otra imperfección herética de las que implica la palabra, sino, sencillamente, que está limpio de todo bautizo con agua; por lo que de los pequeños tenderos asturianos, que tan mala fama tienen, se dice que por su arraigado hábito de adulterarlo todo, hasta aguan el agua.

Es una equivocación suponer que los españoles sienten una repugnancia oriental hacia el vino por el hecho de vérseles borrachos muy rara vez, y de que cuando van de viaje beban tanta agua como sus caballerías; su regla es: Agua como buey y vino como Rey. La gran cantidad de vino que beben, siempre que se les obsequia con él, hace pensar que su sobriedad habitual está más en relación con su pobreza que con su voluntad. A muchos de estos honrados ciudadanos se les puede conquistar por la panza en este clásico país, en donde el dios tutelar de los taberneros aun tiene guardadas las llaves de las bodegas y de los corazones, "Aperit praecordia Bacchus". Y este culto oriental no deja de estar motivado por los sabrosos manjares administrados previamente. Independientemente de las obvias razones que el buen vino ofrece para ser bebido, la naturaleza excitante de la cocina española induce a ello en gran manera. El uso continuo de condimentos fuertes y de pimienta, que es muy ardiente, provoca la sed, lo mismo que el bacalao, el jamón y los embutidos; ya lo dicen los proverbios: “La pimienta escalienta y a torrezno de tocino, buen golpe de vino”.

Esta digresión acerca de la bota nos será perdonada por todos los que hayan viajado por España y sepan, en consecuencia, lo indispensable de su uso. El viajero recordará, desde luego, el consejo que el bellaco del Ventero da a Don Quijote, de que siempre debe llevar camisas y dinero. “Pon dinero en tu bolsa”, dice también el honrado Yago, pues una vacía es un miserable compañero en la Península y en todas partes. No se debe nadie poner en peregrinación hacia Roma o Santiago sin llevar dinero abundante y una buena cabalgadura: “Camino de Roma, ni mula coja ni bolsa floja”.

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS Y CITADOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

LA BOTA DE CUERO DE PIEL DE CABRA VUELTA: Richard Ford se creyó un bulo que le contaron de las botas que se fabricaban con piel de cerdo, cosa no cierta, puesto que las pieles empleadas para la fabricación de las botas de mano tradicionales de España, es la piel natural de cabra, una vez secada se curte con extractos vegetales o taninos, corteza molida obtenida de los árboles (mimosa, pino y encina). Posteriormente se corta el patrón de la bota, se esquila el pelo de la piel de cabra acortándolo un poco, posteriormente se humedece y se cose con el pelo por fuera, se hincha, se humedece, se pega la vuelta lo de dentro fuera, pasando el pelo a la parte interior de la bota, se vierte la pez al interior, la pez es un producto resinoso vegetal extraído del pino o enebro, elaborada por el botero y derretida a muy altas temperaturas, es con lo que el botero impermeabiliza el interior de la bota, se pone la boquilla, y el botero va continuando con los acabados.

LA BOTA DE MANO: La bota es un original recipiente muy español, las botas de mano tienen forma de gota o lágrima, bien rectos o con la boca curvada, y están realizados en piel de cabra cosida a mano y recubiertos interiormente de pez, siendo los brocales de asta de toro torneada. Con la evolución de las botas han aparecido modelos de diversas (a veces incluso extravagantes) formas; en lo que respecta a los materiales, es frecuente la sustitución del impermeabilizante interior de pez por látex mediante el uso de un recipiente interior preformado de este material; así mismo, el exterior se confecciona actualmente con otros cueros más baratos o con materiales sintéticos y los brocales son fabricados con materiales plásticos de diversas calidades como baquelita y otros plásticos con calidad alimentaria. La utilización de la bota, al igual que los odres o corambres se emplea principalmente para guardar y mantener fresco el vino, preferiblemente seco. A diferencia de estos, las botas son más pequeñas, por lo que se transportan con mayor facilidad y de ellas se bebe directamente. Actualmente su uso ha decaído bastante, pero se considera un referente tradicional de determinadas zonas campestres y actividades como las corridas de toros.

CONSERVACIÓN DE UNA BOTA: Una bota en uso no requiere mayor conservación que el lavado periódico, normalmente cada vez que se rellena. Si una bota se va a dejar sin usar durante un tiempo prolongado es recomendable lavarla con agua y dejarla en posición horizontal, a medio inflar, con una copita de coñac. No obstante, pueden surgir algunos problemas normales e inherentes a las características de esta particular vasija, que no afectan a la calidad de la bota y que son de fácil solución. En las botas de pez, cuando se deja la bota vertical durante mucho tiempo, la pez tiende a bajar. Para solucionar este problema basta refundir la pez y repartirla nuevamente por el interior de la bota. Para ello:

(1). Se necesita vaciar la bota de cualquier líquido y lavarla con agua.

(2). Se debe luego calentar la bota poniéndola al sol o calefacción.

(3). Una vez que la bota está bastante caliente, se debe presionar con los dedos la pez interior repartiéndola por toda la bota.

(4). Luego de ello se procede a inflar de nuevo la bota con cuidado, sin forzarla, y se deja enfriar quedando lista para su uso. 

PIMIENTA ESCALIENTA: Es al decir de los expertos, que la pimienta negra enardece las pasiones y excita el ánimo, y como insinuación indirecta, la pimienta sugiere y alude a la mujer morena, por contraste con la rubia, como proclama otro refrán: “Más vale gramo de pimienta que libra de arroz”.

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

- Juan Villuga, Pedro (1546):"Repertorio de todos los caminos de España: hasta agora nunca visto en el q[ua]l allará q[ua]lquier viaje q[ue] quiera[n] andar muy puechoso pa[ra] todos los caminantes co[m]puesto por Ped[r]o Juan Villuga vale[n]ciano, e impresso en Medina del Campo por Pedro de Castro, a costa de Juan de Espinosa, en el año 1546".

- Gonzalo Menéndez Pidal, 1992: "España en sus caminos", Madrid, Caja de Madrid, 1992.

-Gonzalo Menéndez Pidal, 1951:  "Los caminos en la Historia de España",  Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid.

- Townsend, Joseph (1791): Viaje por España.

- Pedro Rodríguez de Campomanes, Conde (1761): Itinerario de las Carreras de Posta de dentro y fuera del Reyno. De orden de su majestat Carlos III, Imprenta de Antonio Pérez de Soto, Madrid, 1761.

-https://historiasdecarreteras.com/

- Cavanilles, Antonio Josef (1795): Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reino de Valencia. En la imprenta real, Madrid, 1795.

- Richard Ford: "Gathering from Spain”. “Things of Spain. The country of unforeseen”. (Cosas de España: el país de lo imprevisto).

- Richard Ford (1922): Cosas de España: (el país de lo imprevisto) 1796-1858. Tomos I y II. Grabados: Gustavo Doré. Traducción directa del inglés y prólogo de Enrique de Mesa. Madrid : Jiménez Fraud, año 1922. (Colección abeja ; 5 ; 6).

- Richard Ford (hispanista). wikipedia.





Trabajadores de la turbera de Torreblanca
 succionando el contenido de la típica bota.


martes, 1 de junio de 2021

LAS TAREAS DE ZAGALES Y MAYORALES EN UN VIAJE EN DILIGENCIA DE RICHARD FORD EN 1833.

 

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:

Por: JUAN E. PRADES BEL (TALLER DE HISTORIA, MEMORIAS Y PATRIMONIOS).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR....

(Serie): DATOS PARA LA HISTÒRIA Y LA RECREACIÓN MEMORIAL DEL ANTIGUO CAMINO REAL DE VALENCIA A BARCELONA (ACTUAL CARRETERA NACIONAL CN-340):

(Serie): LOS PERSONAJES PROPIOS DE LOS TRASIEGOS POR EL CAMINO REAL EN EL SIGLO XIX:

"LAS TAREAS DE ZAGALES Y MAYORALES EN LOS VIAJES CON DILIGENCIA EN EL AÑO 1833, SEGÚN LAS OBSERVACIONES QUE DESCRIBE EL HISPANISTA RICHARD FORD (1796-1858)".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL. ("Las historias escritas que me acompañan, me ayudan a pensar, a imaginar, a vivir, y a experimentar un mundo de vidas muy diferentes a la mía". J.E.P.B.).

INTRODUCCIÓN: Las empresas de diligencias de propiedad particular, empezaron a funcionar en España en el año 1816, la diligencia fue el medio de viajar más generalizado, bien organizado y práctico para los usuarios, los atractivos de los servicios de diligencias, ofrecían gran velocidad, con unos recorridos de desplazamiento de más de veintitantas leguas al día, hasta llegar a 36 leguas diarias dependiendo de los caminos y el tiempo; las diligencias ofrecían facilidad y seguridad para desplazarse; tarifas relativamente reducidas; organización comercial, horarios y paradas fijas; servicios de paradores, posadas y ventas a lo largo de la ruta, e incluso la previsión de indemnizaciones en caso de pérdidas y extravíos de maletas o mercancías, con estas mejoras de medidas y facilidades para el viajero, los empresarios consiguieron que se impusiera con exito la diligencia allí donde se estableciese para prestar servicio. En 1826, las diligencias conseguían recorridos diarios por los grandes itinerarios (Caminos Reales) de algo más de las veinte leguas, más de 110 kilómetros actuales diarios; había tres clases de pasaje: berlina, interior y rotonda, sus costes oscilaban entre 6,5 a 11,5 reales/legua en primera clase y entre 4 y 5,75 reales/legua en tercera clase. En 1854, los recorridos diarios habían aumentado a unas 36 leguas, unos 200 kilómetros al día; la capacidad de los vehículos llegaba hasta las 22 plazas en los mayores carros, y los costes unitarios habían descendido, siendo ahora de 3 a 5,63 reales/ legua en primera clase, berlina, y de 1,20 a 3,26 reales/legua en cuarta clase, imperial. Las postas estaban a unos 20 Km unas de otras.

EXPOSICIÓN: Este artículo, trata de la vida, los métodos, los oficios y los trajines relacionados con los servicios de diligencias del siglo XIX. La línea de diligencias, era un tipo de transporte rodado de pasajeros, mercancías y correo postal que requería de una importante y compleja maquinaria de organización. El relato se basa en las experiencias propias de un viajero inglés llamado Richard Ford, se trata de un curioso aventurero atraído por la antropología, la escritura y el periodismo, Ford escribía, dibujaba y describía de forma concienzuda y realista las experiencias y situaciones de las que muy atentamente era testimonio. En este artículo Ford nos describe con detalle los oficios, tareas y forma de actuar del mayoral y el zagal o mozo que son los conductores al mando de la diligencia en la que Richard Ford viajaba por la carretera real.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL: RICHARD FORD (1830-1833). “GATHERING FROM SPAIN”.   “THINGS OF SPAIN. THE COUNTRY OF UNFORESEEN”. "COSAS DE ESPAÑA", “EL DESARROLLO DEL VIAJE EN DILIGENCIA EN LOS AÑOS 1830-1833”, DE LAS EXPERIENCIAS Y VIVENCIAS AUTOBIOGRAFICAS DE RICHARD FORD (narrador):

Textos de Richard Ford (1796-1858): "EL ZAGAL: El equipaje se amontona encima, en la parte de atrás, o en una especie de voladizo delante. Para guiar este vehículo se emplean dos personas. El jefe, llamado mayoral , y su ayudante, el mozo, y mejor aún el zagal, proveniente del árabe hispánico zaál «un muchacho fuerte y activo». Su traje es muy típico y está basado en el andaluz, que es el que pone la moda en la Península en todo lo que se refiere a toros, caballos, bandoleros, contrabandistas, etc., etc. Lleva en la cabeza un pañuelo de seda de colores vivos, anudado de modo que las puntas cuelgan por detrás; sobre esta reminiscencia del turbante árabe se coloca un sombrero de ala ancha, alto y puntiagudo como un pilón de azúcar; la airosa chaqueta es de piel negra, incrustada de herretes de plata y botones de filigrana, o de paño pardo, con la espalda, las mangas y, en particular, los codos ribeteados y adornados con flores y jarrones de paño de otro color recortado y muchos bordados. Cuando la chaqueta está nueva, la llevan colgada del hombro izquierdo, como los húsares. El chaleco es de rica seda de fantasía; el calzón de pana azul o gris, adornado con franjas y botones de filigrana y sujeto a la rodilla con cordones de seda y borlas. No va abrochado, y el cuello de la camisa es vuelto y lleva una corbata vistosa, unas veces pasada por un anillo y otras anudada. La cintura va ceñida con una faja encarnada o amarillo vivo. Esta faja , sine qua non , es la antigua zona romana; sirve también como bolsa, ciñe las caderas y abriga el vientre, lo cual es muy beneficioso en los climas cálidos y evita la predisposición a las irritaciones intestinales; en la faja se guarda la navaja, que forma parte integrante del español, y el zagal suele colocar también en ella, por detrás, el látigo. Las adornadas polainas van abiertas por arriba, en la parte exterior de la pierna, para que se vea la media, que, por lo regular, es también lujosa; los zapatos son amarillos, semejantes a los de nuestros vilorteros, y, generalmente, de piel de ternera sin curtir, que como es del color del polvo, no necesita limpieza. Los caleseros de la costa de Levante usan la media valenciana sin pie, que, como está abierta al extremo, se parece a los bolsillos de los españoles. En vez de botas llevan las antiguas sandalias romanas de esparto, con suela de cáñamo, que se llaman alpargatas, del árabe “alpalgah”.

    El zagal procura imitar el traje del mayoral hasta donde sus medios se lo permiten. Este es el que está siempre dispuesto para hacer toda clase de servicios. Viendo el incesante movimiento de estos individuos no sería justo tacharles de indolentes, condición que se ha atribuido indistintamente a todas las clases humildes españolas; va corriendo al lado del coche, coge piedras para tirarlas a las mulas, ata y desata nudos y derrocha un caudal de resuello y de juramentos desde que emprende el trabajo hasta que lo deja. Alguna vez se le permite que se suba al pescante y se siente junto al mayoral, para lo cual se coge siempre a la cola de la mula trasera para ayudarse a subir a su asiento".

- "EL ARRANQUE DE LA DILIGENCIA: El aparejar los seis animales, es una operación difícil; primeramente se colocan todos los arreos en el suelo, y luego va llevándose cada mula o caballo a su sitio y poniéndole los arneses correspondientes. La salida es una cosa muy importante, y, como ocurre con nuestros correos, atrae a todos los desocupados de los alrededores.

   Cuando el tiro está enganchado, el mayoral toma todo el manejo de riendas en sus manos, el zagal se llena de piedras la faja, y los mozos de la venta enarbolan sus estacas; a una señal convenida cae sobre el tiro una lluvia de palos, silbidos y juramentos que le hacen arrancar, y, una vez en movimiento, sigue adelante balanceando el coche sobre rodadas tan profundas como los prejuicios de la rutina, con su lanza, que sube y baja como un barco en el mar revuelto, y continúa con un paso vivo, haciendo unas veinticinco o treinta millas diarias. Las horas de salida son siempre temprano, con objeto de evitar el calor del mediodía. En esto, las costumbres españolas son poco más o menos las mismas de los italianos, y siempre se puede dejar en libertad al calesero para que arregle y disponga las horas de partida y todos los detalles pequeños, que varían según las circunstancias. 

   Cuando hay un mal paso se le advierte a los animales del tiro llamándoles por su nombres y gritándoles "¡ arre, arre,...!" alternando con "¡ firme, firme !" Los nombres de las mulas o caballos son siempre sonoros y de varias sílabas, acentuando la última, que siempre se alarga y se pronuncia con un énfasis particular. Capitanaaa, Bandoleraaa, Generalaaa, Valerosaaa , todos estos nombres los gritan a voz en cuello y, seguramente, debe ser un magnífico ejercicio para los pulmones, al mismo tiempo que útil para ahuyentar a los cuervos del campo. El tiro lleva muchas veces más de seis animales y nunca menos, predominando las hembras; generalmente suele ir un macho que hace el número siete y que se llama el macho por antonomasia, como el Gran Turco, o un sustantivo en un discurso de Cortes, que rara vez va seguido de menos de media docena de epítetos; invariablemente se le coloca en el sitio de más trabajo y de peor trato, lo cual merece, pues el macho es infinitamente más torpe y más vicioso que la mula. Alguna vez hay un caballo de la casta de Rocinante, al cual se le llama también sólo el caballo , y éste es, por lo común, el mejor tratado del tiro. Ser un caballero significa en español ser un hombre correcto y bien nacido, y es el modo de dirigirse unos a otros, y se usa constantemente por las clases bajas, que nunca han montado en más cuadrúpedos que mulas o borricos.

   El guiar un coche de colleras es una ciencia especial, y en las diligencias se siguen sus reglas. Es la diversión favorita del majo, que encuentra en ello un placer mucho mayor que sus similares de Inglaterra; el arte no está precisamente en manejar las riendas, sino en la apropiada modulación de la voz, pues el ganado se maneja llamando a cada animal por su nombre, pronunciando siempre muy de prisa las primeras sílabas: el “macho”, que es el más castigado, es el único que no tiene nombre propio; repiten la palabra varias veces seguidas, con objeto de hacerla más larga: “macho, macho, machooo,…” comenzando por una semicorchea para ir en crescendo hasta llegar a una breve y componer al fin entre todas una palabra polisílaba. El «caballo» también es llamado así sencillamente, sin otro nombre especial, como tienen todas las mulas, y al que atienden perfectamente; los dueños de ellas suelen decir que entienden sus nombres y todas las palabras pintorescas y gráficas que les dirigen lo mismo que «cristianas»; pero, a decir verdad, algunas veces parece que se escandalizan y se molestan más que los bípedos de sus mismas creencias".

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS Y CITADOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN E. PRADES):

QUARTERLY REVIEW: La revista trimestral (Quarterly Review) era un periódico literario y político fundado en marzo de 1809 por la casa editorial de Londres John Murray. Dejó de publicarse en el año 1967. Fue conocido como The London Quarterly Review, reimpreso por Leonard Scott, para una edición estadounidense.

MARIANO JOSÉ DE LARRA: (El periodista y político Mariano José de Larra (Madrid, 1809 - 1837), escribió un artículo, titulado “La Diligencia”, a continuación un pequeño fragmento de lo que describe Larra sobre este transporte: 

Textos:….El patio de las diligencias es a un cementerio lo que el sueño a la muerte, no hay más diferencia que la ausencia y el sueño pueden no ser para siempre; no les comprende el terrible “voi ch’intrate lasciate ogni speranza”, de Dante. Se suceden los últimos abrazos, se renuevan los últimos apretones de manos; los hombres tienen vergüenza de llorar y se reprimen, y las mujeres lloran sin vergüenza.

–Vamos, señores –repite el conductor; y todo el mundo se coloca.

La niña, anegada en lágrimas, cae entre su madre y un viejo achacoso que va a tomar las aguas; la bella casada entre una actriz que va a las provincias, y que lleva sobre las rodillas una gran caja de cartón con sus preciosidades de reina y princesa, y una vieja monstruosa que lleva encima un perro faldero, que ladra y muerde por el pronto como si viese al aguador, y que hará probablemente algunas otras gracias por el camino. El militar se arroja de mal humor en el cabriolé, entre un francés que le pregunta: "¿Tendremos ladrones?" y un fraile corpulento, que con arreglo a su voto de humildad y de penitencia, va a viajar en estos carruajes tan incómodos. La rotonda va ocupada por el hombre de las provisiones; una robusta señora que lleva un niño de pecho, y un bambino de cuatro años, que salta sobre sus piernas para asomarse de continuo a la ventanilla; una vieja verde, llena de años y de lazos, que arregla entre las piernas del suculento viajero una caja de un loro, e hinca el codo, para colocarse, en el costado de un abogado, el cual hace un gesto, y vista la mala compañía en que va, trata de acomodarse para dormir, como si fuera ya juez. Empaquetado todo el mundo se confunden en el aire los ladridos del perrito, la tos del fraile, el llanto de la criatura; las preguntas del francés, los chillidos del "bambino", que arrea los caballos desde la ventanilla, los sollozos de la niña, los juramentos del militar, las palabras enseñadas del loro, y multitud de frases de despedida. –Adiós–Hasta la vuelta...)

BIBLIOGRAFIA: 

- Juan Villuga, Pedro (1546):"Repertorio de todos los caminos de España: hasta agora nunca visto en el q[ua]l allará q[ua]lquier viaje q[ue] quiera[n] andar muy puechoso pa[ra] todos los caminantes co[m]puesto por Ped[r]o Juan Villuga vale[n]ciano, e impresso en Medina del Campo por Pedro de Castro, a costa de Juan de Espinosa, en el año 1546".

- Gonzalo Menéndez Pidal, 1992: "España en sus caminos", Madrid, Caja de Madrid, 1992.

-Gonzalo Menéndez Pidal, 1951:  "Los caminos en la Historia de España",  Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid.

- Townsend, Joseph (1791): Viaje por España.

- Pedro Rodríguez de Campomanes, Conde (1761): Itinerario de las Carreras de Posta de dentro y fuera del Reyno. De orden de su majestat Carlos III, Imprenta de Antonio Pérez de Soto, Madrid, 1761.

-https://historiasdecarreteras.com/

- Cavanilles, Antonio Josef (1795): Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Población y Frutos del Reino de Valencia. En la imprenta real, Madrid, 1795.

- Richard Ford: "Gathering from Spain”. “Things of Spain. The country of unforeseen”. (Cosas de España: el país de lo imprevisto).

- Richard Ford (1922): Cosas de España: (el país de lo imprevisto) 1796-1858. Tomos I y II. Grabados: Gustavo Doré. Traducción directa del inglés y prólogo de Enrique de Mesa. Madrid : Jiménez Fraud, año 1922. (Colección abeja ; 5 ; 6).








Richard Ford (1796-1858),
retratado por Antoine Chatelain (1794–1859). 






Libro "Cosas de España", de Richard Ford.




Torreblanca, y el camino real que entraba por el casco urbano,
y el desvío de la carretera real (CN-340)
 por fuera de la población

Oropesa y la carretera real sin asfaltar (CN-340).