domingo, 21 de agosto de 2022

ALCALÁ DE XIVERT Y EL ALZAMIENTO CARLISTA DE 1869 EN LA PROVINCIA DE CASTELLÓN.

GENTES, COSTUMBRES, TRADICIONES, HISTORIAS, PATRIMONIOS Y PAISAJES DE LA PROVINCIA DE CASTELLÓN:

Por JUAN E. PRADES BEL, "Crónicas", "Humanidades", (Proyecto "ESPIGOLANT CULTURA": taller de historia, memorias y patrimonios).

(Sinopsis): RECORDAR TAMBIÉN ES VIVIR…

(Temáticas): DATOS PARA LA HISTORIA DEL MUNICIPIO DE ALCALÀ DE XIVERT-ALCOSSEBRE (CASTELLÓN).

(Temáticas): LAS FACCIONES CARLISTAS, LOS ALZAMIENTOS EN ARMAS CONTRA EL LIBERALISMO Y LAS GUERRAS CARLISTAS. 

(Temáticas): EL ALZAMIENTO CARLISTA DE 1869 EN LA PROVINCIA DE CASTELLÓN.

"PROVINCIA DE CASTELLÓN, NOTICIAS DEL LEVANTAMIENTO CARLISTA EN ARMAS CONTRA EL GOBIERNO CONSTITUCIONAL DE ESPAÑA, AGOSTO DE 1869, HISTORIAS LOCALES DEL SEXENIO REVOLUCIONARIO".

Escribe: JUAN EMILIO PRADES BEL.

INTRODUCCIÓN: El carlismo como movimiento político surgió en España durante la primera mitad del siglo XIX, en oposición política al sistema de gobierno liberal con separación de poderes, las nuevas ideas modernas de gobierno que se fueron probando a lo largo de los siglos XIX y XX evolucionaron a partir de la Constitución española de 1812 hasta la actualidad de 2022. A lo largo de la historia de España, la organización política del carlismo fue conocida como Partido Carlista, Comunión Católico-Monárquica, Partido Jaimista, Comunión Legitimista o Comunión Tradicionalista, entre otros nombres. Combatiendo el liberalismo, hizo bandera de la defensa de la religión católica, de España y de la monarquía tradicional resumida en su principal lema «Dios, Patria y Rey». Como movimiento político, los carlistas tuvieron una extraordinaria prolongación en el tiempo, pero por desgracia mantuvieron siempre una actitud rebelde y hermética que desarrollo un carácter belicoso, no obstante el carlismo fue durante más de cien años una fuerza importante en la política española y europea, y siempre se mantuvo vivo y omnipresente en la prensa, por los continuos levantamientos carlistas en armas y las intentonas de derrocar a los gobiernos liberales, provocaron numerosas guerras civiles a lo largo el siglo XIX, entre las que se destacan las guerras civiles de 1833-1840, 1846-1849 y 1872-1876. Pero fueron tantos los cambios en España sobre las ideas, la evolución de los ideales y las dinámicas políticas que fueron cambiando la adaptación de las personas y el enclave estructural de los partidos políticos, y terminaron intercambiándose las tornas enmascaradas, en un constante cambio de papeles en el campo teatral político utilizando la propaganda y la prensa para confundir constantemente al respetable desde hace dos siglos hasta la actualidad, una cosa es lo que dicen los políticos y otra es lo que hacen, y la obra de gobierno termina por no parecerse a casi nada de lo que se imaginaba el votante. 

ALZAMIENTO CARLISTA DE 1869: El tema que motiva escribir este artículo, es el alzamiento carlista de 1869 que fue un levantamiento armado que tuvo lugar en algunos lugares de las provincias de España entre julio y agosto del año 1869, tras la aprobación en junio de ese año de una nueva Constitución liberal. En este caso la exposición documental histórica esta basada en Alcalá de Xivert y otros pueblos de la provincia de Castellón. 

NUEVA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA, APROBADA EN JUNIO DE 1869: El 6 de Junio de 1869 se promulga la nueva Constitución, de carácter democrático y monárquica, que estará vigente hasta 1873, cuando se proclame la Primera República (1873-1874). La Constitución recoge los principios de soberanía popular, división de poderes, libertad de culto, sufragio universal masculino, libertad de prensa y de conciencia, etc… Fue un texto que supuso un salto muy importante respecto a la Constitución vigente hasta entonces, la moderada de 1845.

EXPOSICIÓN DOCUMENTAL, DOCUMENTOS OFICIALES, CARTAS , ARTÍCULOS,....: 

BOLETÍN OFICIAL DE 13 DE AGOSTO DE 1869: La Esperanza (Madrid. 1844), 17/8/1869, página 3. CASTELLÓN, 13 de agosto. “Muy señor mío: Incluyo el Boletín oficial extraordinario de hoy. En él podrá V. leer las principales noticias acerca del alzamiento carlista en esta provincia:

—«Las que circulan á última hora, adquiridas de los viajeros del tren procedente de Tarragona, se reducen á que tan pronto como han salido esta mañana las fuerzas que guarnecían á Alcalá en persecución de la partida de Alcocebre, sus habitantes se han pronunciado en favor del titulado Don Carlos VII, han presentado los más osados al pueblo desde el balcón de la casa-ayuntamiento el retrato de aquel, y ha llegado á tal punto el entusiasmo, que las mujeres, después de haberle vitoreado, se han dirigido en tropel á la estación del ferro-carril, y han levantado los rails, imposibilitando el paso del tren, que por este motivo ha experimentado un retraso de dos horas. También ha sido interrumpida por los defensores del Terso la vía en las inmediaciones de Benicarló. Dícese, además, aunque no respondo de la exactitud de la noticia, que en este pueblo ha habido un largo tiroteo entre los voluntarios de la libertad y los facciosos al atacar estos la torre donde se refugiaron aquellos. Esta noticia acaba de confirmarla un viajero, quien añade que con los voluntarios de la libertad había algunos guardias civiles».  

—«Cunde la alarma entre los habitantes de Onda y de los pueblos inmediatos. De dicha población han salido á incorporarse á la partida de Galindo algunos vecinos, pero no tantos como era de creer, atendido el gran número de los comprometidos, según de público se dice».

—«Se confirma la noticia que le di ayer de la salida de varios jóvenes de esta capital, y se me ha asegurado que algunos forman parte de la partida del referido cabecilla Galindo».

—«Ultimas noticias:

—«Una nueva partida se ha presentado en las inmediaciones de Ulldecona. Dícese que forman parte de la misma varios individuos que llevan caballos y muy buen equipo».

—«El calderero Jaime Dombilio capitanea cerca de Benlloch unos sesenta hombres».

—«Hablase de un encuentro cerca de San Mateo entre las tropas y los carlistas».

—«Todo el Maestrazgo está agitado, como en plena guerra civil».

—«Las últimas noticias recibidas en esta son que todas las partidas del Maestrazgo toman gran incremento, habiéndose levantado algunas en el Forcall, Cinctorres y parte alta de la montaña, cosa nada extraña si se tienen en cuenta las ideas que dominan en la mayor parte de los pueblos de esta provincia».

—«Mañana le escribiré de nuevo, si las noticias que se reciban a ello me obligasen».

—«LUCENA DE CASTELLON, 13 de agosto. »Sr. Director de Las Provincias. *Muy señor mío: Por fin los carlistas se han lanzado al campo, y el movimiento se ha iniciado, no en el Maestrazgo, como se suponía, sino en este mismo partido, y en los contornos de este pueblo. Ayer mañana se reunieren sobre ciento cincuenta hombres, según se dice de público, y con referencia á personas que los vieron, en el pueblo de Toga, situado en la margen derecha del Mijares. Allí recibieron las armas y municiones de manos de los jefes que los esperaban. Aquellos individuos, según se asegura, proceden: cuarenta de Tales, otros tantos de Onda, ocho de Useras, cuatro de Atxaneta, diez de Vallehermosa, y los restantes de otros varios pueblos de este partido. Acto continuo se dirigieron á Argelita, en la izquierda del Mijares, donde se cree han pernoctado.

—«La guerra civil, pues, ha dado ya comienzo en estas montañas, y quiera Dios no sean otra vez teatro de escenas de horror y de sangre, como lo fueron en la de los siete años.

—«La paz y el orden es lo único que ambicionan estos pueblos, y solo a su sombra pueden desarrollarse sus gérmenes de riqueza y bienestar. «No más guerra civil», repiten los que presenciaron los desastres de la última.

—«Yo, que acostumbro todos los años dedicar el tiempo que me dejan libre mis ocupaciones en verano á hacer una pequeña excursión por las montañas de esta provincia, estudiando de paso su agricultura y suelo, y la historia natural del país, he de suspender mis tareas y retirarme á mi madriguera de la Plana; pues si mucho me place la  contemplación y el silencio de la naturaleza, no me gusta el ruidoso aparato de las armas.

—«Desde Castellón pondré á V. al corriente de cuanto ocurra y llegue a mi noticia.»

AÑO 1869. (Documento, textos de 1869). -La Época (Madrid. 1849). 18/8/1869, n.º 6.677. PARTE POLÍTICA. De los periódicos de Valencia tomamos las siguientes noticias relativas á las partidas que vagan por aquella provincia; «Dispersadas las facciones de Bétera, Barig, la de Gayanes en Onteniente y la de Bolinches en la Ollería, resta tan solo batir la de Chelva y la que en la noche del 13 del actual se levantó en Pedralva, haciendo fuego traidoramente contra la ronda que recorría las calles de la población mandada por el alcalde. 

Los 150 hombres que en la larde del 13 estaban en Alcublas se han dirigido hacia Alpuente, y es dudoso que llegaran á tiempo de unirse á la facción de Chelva.

Anteayer tarde fue rota la vía férrea y destruidos los hilos telegráficos por algunos facciosos de Alcalá, habiéndose por lo tanto interrumpido la circulación de los trenes. Inmediatamente salieron para dicha villa el jefe de la sección de comunicaciones con sus empleados, el inspector del ferro-carril, los empleados de la empresa y dos compañías del regimiento de Toledo.

—El día 12 apareció en el ermitorio de la fuente de la Salud, distante media legua de San Jorge, una partida de 40 hombres mandados por el cabecilla Antonio Borras, natural de Cálig. 

A las ocho de la noche llegó á Traiguera; recogió 18 armas, y tomó la dirección de La Jana. Como á las cuatro de la mañana reaparece en Chert, publica un bando para recoger armas, y roba fondos al recaudador de contribuciones.

A las nueve de la mañana de dicho día, la partida tomó la dirección de Vallabana (¿Vallibona o Vallivana?), pero á las dos de la tarde fue alcanzada en la Mola de Chert por una columna al mando del teniente coronel Arrando, el cual la derrotó completamente causándola seis muertos y varios prisioneros. De los dispersos han sido capturados por las autoridades locales, uno en Cérvera, tres en Traiguera y seis en Cálig; estos últimos han sido trasladados en el falucho de guerra Anguila á la plaza de Peñíscola.

Los varios grupos de facciosos que salieron de Alcosebre y Alcalá el día 12 se presentaron en Tirig a las seis de la tarde del mismo día, reuniendo un total de 100 hombres y ocho caballos.

A las cinco de la tarda del día 13 pasaron por Albocacer capitaneados por Francisco Vallés, antiguo carlista, y actual recaudador de contribuciones de Alcalá. Van presentándose a indulto los individuos de esta partida, entre los cuales debemos contar á Francisco Giner Lila, José March y Vázquez, José Lila y Tosquella, vecinos de esta capital; Pascual Albert y Cherta, alcalde de Alcalá de Chisvert; Rosario Cherta y Galarza, vecino de la misma villa; Joaquín Cervera y Mateu, Agustín López y Roca, Manuel Villanova y González, José Ciurana y Ferreres, Francisco Castell y Forner, Joaquín Fulledo y Vilanova, Mateo Segarra y Pascual, vecinos de San Mateo; Alejo Font de Mora, vecino de Villareal, entregando seis escopetas, un sable y siete cananas.» 

BAUTISMO DE SANGRE: (Documento, textos de 1869). La Época (Madrid. 1849). 18/8/1869, n.º 6.677. VINARÓZ, 14 de agosto de 1869. Señor director de LA PROPAGANDA. Ya tiene V. conocimiento de que en algunos pueblos del interior se han levantado pequeñas partidas carlistas. Ayer, pues, tuvo efecto en el Maestrazgo el primer bautismo de sangre.

Dos compañías del regimiento de Granada , mandadas por el decidido teniente coronel Arrando, y alguna fuerza  de la Guardia civil, encontraron entre San Mateo y Chert una partida rebelde, compuesta de 40 a 50 hombres, capitaneados por el cabecilla Borras, y después de alguna refriega, que les causó siete muertos, algunos, heridos y dos prisioneros, fueron dispersados, dejando en el campo algún equipo y pertrechos de guerra.

Esta, lo mismo que todas, están sufriendo una viva persecución por la tropa y la Guardia, y casi no tengo duda que sufrirán la misma suerte que las de la Mancha, sin conseguir otra cosa que derramar inútilmente alguna sangre española y llenar de espanto á las gentes timoratas de los pueblos del interior.

Se dice que el cura de San Mateo y algún otro van con los facciosos».

PARTIDAS DE CARLISTAS ALZADOS EN ARMAS: La Esperanza (Madrid. 1844), 17/8/1869, página 3. «Las noticias que los periódicos y las cartas de Valencia y Castellón dan sobre las partidas carlistas son abundantes y variadas, descubriéndose en algunos de sus anuncios la excitación que en determinadas localidades causó la aparición de los partidarios de D. Carlos. He aquí, las más notables de dichas noticias:

—«A cosa de las cuatro de la madrugada del 11 se dio en Benlloch el primer viva á Carlos VII, buscando cuantas armas había y apoderándose de ellas, y tomando la torre y puertas de la población, en donde establecieron cuerpos de guardia».

—«Ya antes del levantamiento había salido un jinete acompañado de un peón en dirección á esa capital, sin duda para dar aviso á los partidarios que en exiguo número se encontraban en ella. Hecho esto, se dirigieron armados de trabucos y escopetas á la casa del alcalde, con el fin de matarle y resueltos á abrir la puerta á hachazos, lo que hubieran efectuado á no ser por la noticia que se les dio de que dicha autoridad se había ausentado. Vista la imposibilidad de cumplir su propósito, se dirigieron a casa del juez de paz, frente á cuya puerta se colocaron apuntando sus trabucos á la ventana y llamando á la puerta; pero contestándoseles que dicho señor estaba ausente, desistieron de su propósito. El mismo día cogieron al secretario del ayuntamiento, y lo sacaron con intención, al parecer por sus dichos, de fusilarle, sin que afortunadamente llevasen á efecto su intento».

—« En el mismo día, y en vista de un oficio del alcalde de Cabanes, salieron de Villafamés unos cincuenta paisanos al mando del secretario don Leandro Gil, con el objeto de apaciguar á los revoltosos».

—« Al llegar á la vista del pueblo, creyendo los amotinados que los que llegaban eran alguna partida, echaron las campanas al vuelo; más, llegados á las puertas y dado el ¿quién vive? por los centinelas, vieron su equivocación.

—« El Sr. Gil, conociendo la imposibilidad de reducirlos al orden , tuvo que retirarse muy á pasar suyo hasta que pudiera volver con más fuerzas.»

—« De Vinaroz dicen con fecha 13»:

—« Anoche se dijo que habían sido destruidos los hilos telegráficos y rails próximos á Alcalá de Chisvert por una turba de mujeres y chiquillos, presenciando el atentado dos curas. Que una partida de unos 600 hombres se dividió en dos columnas, saliendo en distintas direcciones, y que en Benicarló y Vinaroz estaban dispuestos á la defensa, y en el último punto fortificados. Que otra partida se compone de los hombres salidos de Catí, las Cuevas, Villanueva, Benlloch, etc. A las dos de la tarde habían formado en Alcalá una barricada, y parecían disponerse á la defensa. El tren de Cataluña toma desde Alcalá á Torreblanca toda clase de precauciones».

—« Una carta de Vinaroz del 14 nos da los pormenores siguientes: «Ayer llegaron dos compañías de tropa á Alcalá de Chisvert, y después de un corto descanso, salieron para San Mateo. Acto continuo, todo el  pueblo de Alcalá se pronunció en favor de D. Carlos, incluso las autoridades locales. Los sublevados cortaron la vía y telégrafo de la misma en una larga distancia. Las comunicaciones telegráficas con Aragón también están interrumpidas, quedando tan solo los hilos que van á Ulldecona.»

CARTA CIRCULAR DEL GOBERNADOR CIVIL DE VALENCIA: La Época (Madrid. 1849), 21/8/1869, n.º 6.680, página 3. El gobernador civil de Valencia, Sr. Peris y Valero, ha dirigido la siguiente circular a los alcaldes de aquella provincia, encomiando los servicios prestados por los  voluntarios de la libertad en la represión del movimiento carlista:

—«Gobierno civil de la provincia de Valencia.—Circular número 2440. —La sublevación carlista que tan imponente había de haberse presentado, y cuyo pronto triunfo se aseguraba, ha sido dominada y vencida en muy corto tiempo: cinco días han bastado para aparecer y morir. Ni los millares de soldados que la fantasía enemiga había creado; ni las partidas que en la Ollería, Sueca, Alcira, Gandía, Bárig, barranco de Carraixet, Bétera, Pedralva y Villar del Arzobispo se pusieron en armas, alterando la paz pública; ni los esfuerzos que en esta capital se han hecho para dar medro á las turbas carlistas; ni los rumores que antes y durante esa ridícula rebelión contra la libertad del país se han hecho correr, han podido sostener más allá de unas pocas horas la más vergonzosa de las banderas y la más innoble de las causas. Desacreditada ante la opinión, la opinión había de abrumarla bajo su inexorable influencia.

— De esta influencia inexorable han dado una prueba relevante los pueblos y los voluntarios de la libertad de esta provincia. Apenas ha llegado á su noticia la del levantamiento de alguna partida, cuando obedeciendo unos fielmente a las prevenciones que con gran anticipación se les tenía hechas por mi autoridad, y obedeciendo otros á sus propios sentimientos, han acudido rápidamente allí donde la paz había sido alterada, allí donde había enemigos que combatir.

— Los voluntarios y los pueblos se han prestado admirablemente á todo sacrificio. Todo sacrificio era en verdad, insignificante al lado del de la personalidad humana por el que se alzaban en son de guerra los que se han mostrado sobradamente indignos de los derechos que la Constitución les concedía. El sacrificio que se ofrecían era tanto más honroso cuanto más espontánea era. Ansiosos todos de formar en primera línea, noblemente envidiosos de la gloria que otros alcanzaban, resentidos, patrióticamente resentidos muchos porque yo no hubiese dispuesto de ellos desde el primer instante, resuellos á abandonarlo todo para ir á ocupar su puesto de honor, que es el puesto que el ciudadano debe ocupar en momentos de peligro para la libertad, estoy seguro que, á exigirlo así el estado de la rebelión, hubieran acudido prontamente al campo de batalla, donde me hubieran encontrado decidido como ellos a morir abrazados á nuestra bandera.

—« Faltaría, pues, á lo que la autoridad, cuando se ha visto noble y espontáneamente apoyada, debe á sus administrados y á lo que el amigo de una idea debe á sus amigos, si yo, en nombre del gobierno, de la libertad y de la paz pública, no diese á los pueblos y á los voluntarios todos de esta provincia las más expresivas gracias, no solo por los servicios que acaban de prestar, sino por la disposición á prestar todos los que la patria necesite contra la reacción liberticida, que, en un campo ó en otro, puede levantar su ominosa enseña.»

CONSULTA AL PAPA: La Época (Madrid. 1849), 21/8/1869, n.º 6.680, página 3. Leemos en un diario de Madrid la siguiente noticia, cuya exactitud creemos prudente poner en duda: «Según tenemos entendido, el alto clero de España ha firmado una exposición dirigida al Papa, pidiéndole consejo respecto á la conducta que deben seguir ante los conflictos que pueden surgir entre el gobierno español y el clero.»

INDULTOS: La Época (Madrid. 1849), 21/8/1869, n.º 6.680, página 3. De Castellón anuncian que las partidas de Galindo con sus segundos Sales y el Rullo, y la de Valles, con sus segundos Bon (Bou) y Loqueta (Agustín Pascual conocido por su apodo, alias "Coqueta"), son activamente perseguidas. Se han presentado á indulto en San Mateo 19 individuos y en Alcalá de Chisbert 10. Hasta hoy van presentados 95 (solicitudes de indulto); prisioneros 41 y muertos en encuentros seis. En la facción van cuatro sacerdotes, el cura de Eslida, el de Magdalena, un esclaustrado de Villareal y un presbítero de Albocacer.

CARLOS VII EL PRETENDIENTE: Carlos de Borbón y Austria-Este fue un pretendiente carlista al trono de España bajo el nombre de Carlos VII entre 1868 y 1909.

CARTA-MANIFIESTO DE DON CARLOS A SU HERMANO DON ALFONSO (AÑO 1869). Folleto de Manifiesto de Carlos VII á todos los españoles, en forma de carta a su hermano el Infante Alfonso, en que ofrecía las propuestas de un futuro gobierno carlista, esta carta tuvo una gran difusión como arma política, editándose miles de ejemplares en formato folleto.

Carta-manifiesto del año 1869 de Carlos de Borbón y Austria-Este "el pretendiente", y dirigida a su hermano el Infante don Alfonso:

“Mi querido hermano: En folletos y periódicos se han dado a conocer bastante mis ideas y sentimientos de hombre y de Rey. Cediendo, sin embargo, al general vehementísimo deseo que ha llegado hasta mí desde todos los pueblos de la Península, escribo esta carta, en que no hablo sólo al hermano de mi corazón, sino a todos los españoles, sin excepción alguna, que también son mis hermanos.

Yo no puedo, mi querido Alfonso, presentarme a España como pretendiente a la Corona; yo debo creer y creo que la Corona de España está ya puesta sobre mi frente por la santa mano de la ley. Con ese derecho nací, que es al propio tiempo obligación sagrada; más deseo que ese derecho mío sea confirmado por el amor de mi pueblo. Mi obligación, por lo demás, es consagrar a este pueblo todos mis pensamientos y todas mis fuerzas; morir por él o salvarle.

Decir que aspiro a ser Rey de España y no de un partido es casi vulgaridad; porque ¿qué hombre digno de ser Rey se contenta con serlo de un partido? En tal caso se degrada a sí propio, descendiendo de la alta y serena región donde habita la majestad y a donde no pueden llegar rastreras y lastimosas miserias. Yo no debo ni quiero ser Rey sino de todos los españoles; a ninguno rechazo, ni a los que se digan mis enemigos, porque un Rey no puede tener enemigos; a todos llamo y les llamo afectuosamente en nombre de la Patria, y si de todos no necesito para subir al trono de mis mayores, quizás necesite de todos para establecer sobre sólidas bases la gobernación del Estado y dar fecunda paz y libertad verdadera a mi amadísima Patria.

Cuando pienso en qué deberá hacerse para conseguir tan altos fines, pone miedo en mi corazón la magnitud de la empresa.

Yo sé que tengo el deseo ardiente de acometerla y la resuelta voluntad de terminarla, mas no se me esconde que las dificultades son imponderables y que no sería hacedero vencerlas sin el consejo de los varones más imparciales y probos del reino, congregados en Cortes que verdaderamente representen todas las fuerzas vivas y todos sus elementos conservadores.

Yo daré con esas Cortes a España una ley fundamental que, según expresé en mi carta a los soberanos de Europa, espero que ha de ser definitiva y española.

Juntos estudiamos, hermano mío, la historia moderna, meditando también sobre grandes catástrofes, que son enseñanzas a los reyes y a la vez escarmiento a los pueblos. Juntos hemos meditado también en que cada siglo puede tener, y tiene de hecho, legítimas necesidades y naturales aspiraciones.

La España antigua necesitaba de grandes reformas; en la España moderna ha habido grandes trastornos. Mucho se ha destruido, poco se ha reformado. Murieron antiguas instituciones, algunas de las cuales no pueden renacer; han intentado crear otras nuevas, que ayer vinieron a la luz y se están ya muriendo. Con haberse hecho tanto, está por hacerse casi todo. Hay que acometer una obra inmensa de reconstrucción social y política, levantando en este país desolado, sobre bases cuya bondad acreditan los siglos, un edificio grandioso en que puedan tener cabida todos los intereses legítimos y todas las opiniones regionales.

No me engaño, hermano mío, al asegurarte que España tiene hambre y sed de justicia, que siente la urgentísima e imperiosa necesidad de un gobierno digno y enérgico, justiciero y honrado, y que ansiosamente espera a que en su dilatado imperio reine la ley, a la cual debemos estar todos sujetos, grandes y pequeños.

España no quiere que se ultraje ni ofenda la ley de sus padres; y poseyendo en el catolicismo la verdad, comprende que si ha de llenar cumplidamente su encargo divino la Iglesia ha de ser libre.

Sabiendo y no olvidando que el siglo XIX no es el XVI, España está resuelta a conservar a todo trance la unidad cató­lica, símbolo de nuestras glorias patrias, espíritu de nuestras leyes, bendito lazo de unión entre todos los españoles.

Cosas funestas, en medio de tempestades revolucionarias, han pasado en España. Pero sobre esas cosas que pasaron, hay concordatos que se deben profundamente acatar y religiosamente cumplir.

El pueblo español, amaestrado por una experiencia dolorosa, desea en verdad que su Rey sea Rey de veras, y no sombra de Rey; y que sean sus Cortes ordenadas y pacífica Junta de independientes e incorruptibles procuradores de los pueblos, pero no asambleas tumultuosas y estériles de diputados emplea­dos o de diputados pretendientes, de mayorías serviles y de minorías sediciosas.

Ama el pueblo español la descentralización y siempre la amó, y bien sabes, hermano mío, que si cumpliera mi deseo, así como el espíritu revolucionario pretende igualar a las provincias vascas a las restantes de España, éstas semejarían o se igualarían en su régimen interior con aquellas afortunadas provincias.

Yo quiero que el municipio tenga vida próspera y propia, y que la tenga la provincia, pero viendo, sin embargo, y procurando evitar abusos posibles.

Mi pensamiento fijo, mi deseo constante, es cabalmente dar a España lo que no tiene, a pesar de mentidas vociferaciones de algunos ilusos; es dar a España la amada libertad que sólo conoce de nombre; la libertad que es hija del evangelio, no el liberalismo que es hijo de la protesta; la libertad, que es al fin el reinado de las leyes cuando las leyes son justas, esto es, conforme al derecho de la naturaleza, al derecho de Dios.

Nosotros, hijos de Reyes, reconocemos que no es el pueblo para el Rey, sino el Rey para el pueblo; que un Rey debe ser el hombre más honrado de su pueblo, como es el primer caballero; que un Rey debe honrarse con el título especial de padre de los pobres y tutor de los débiles.

Hay en la actualidad, mi querido Alfonso, una cuestión temerosísima: la cuestión de Hacienda. Espanta el considerar el déficit en la española; no bastan a cubrirlo las fuerzas productoras del país; la bancarrota es inminente. Yo no sé si puede salvarse a España de esta catástrofe; pero si es posible, sólo su Rey legítimo la puede salvar.

Una inquebrantable voluntad obra maravillas. Si el país está pobre, vivan pobremente hasta los ministros, hasta el mismo Rey, que debe acordarse de Don Enrique el Doliente. Si el Rey es el primero en dar ejemplo, todo será llano; suprimir ministros y reducir provincias y disminuir empleos y moralizar la administración, al mismo tiempo que se fomente la agricultura, proteja la industria y aliente el comercio. Salvar la Hacienda y el crédito de España es empresa titánica a la que todos debemos contribuir, Gobierno y pueblo. Menester es que mientras se hagan milagros de economía seamos todos muy españoles, estimando en mucho las cosas del país, apeteciendo sólo las útiles del extranjero. En una nación hoy poderosísima languidecía en tiempos pasados la industria, su principal fuente de riqueza, y estaba la Hacienda mal parada y el reino pobre; del Alcázar Real salió y derramóse por los pueblos una moda: la de vestir sólo las telas del país. Con esto, la industria, reanimada, dio origen dichoso a la salvación de la Hacienda y a la prosperidad del país.

Creo, por lo demás, comprender lo que hay de verdad y lo que hay de mentira en ciertas teorías modernas, y, por lo tanto, aplicadas a España, reputo por error muy funesto la libertad de comercio que Francia repugna y rechazan los Estados Unidos. Entiendo, por el contrario, que se debe proteger eficazmente la industria nacional. Progresar, protegiendo, debe ser nuestra fórmula.

Y por cuanto paréceme comprender lo que hay de verdad y de mentira en estas teorías, se me alcanza también en qué puntos lleva razón la parte del pueblo que hoy aparece más extraviada; pero es seguro que casi todo lo que hay de razonable en sus aspiraciones no es invención de ayer, sino doctrinas de antiguo conocidas, aunque no siempre, y singularmente en el tiempo actual, observadas. Engaña al pueblo quien le diga que es Rey; pero es verdad que la virtud y el saber son la principal nobleza; que la persona del mendigo es tan sagrada como la del prócer; que la ley debe guardar así las puertas del palacio como las puertas de la cabaña; que conviene crear instituciones nuevas si las antiguas no bastasen para evitar que la grandeza y la riqueza abusen de la pobreza y la humildad; que debiendo hacerse justicia igualmente a todos y conservar a todos igualmente sus derechos, le está bien a un gobierno previsor mirar especialmente a los pequeños, y directa e indirectamente procurar que no falte el trabajo a los pobres y que puedan sus hijos que hayan recibido de Dios un claro entendimiento adquirir la ciencia que, acompañada de la virtud, les allane el camino hasta las más altas dignidades del Estado.

La España antigua fue buena para los pueblos; no lo ha sido la revolución. La parte del pueblo que hoy sueña en la república, va ya entreviendo la verdad; al fin se verá clara y potente como la luz y verá que la monarquía cristiana puede ha­cer en su favor lo que nunca harán 300 reyezuelos disputando en una asamblea clamorosa. Los partidos, o los jefes de los partidos, codician honores, o riquezas, o imperio; pero ¿qué puede apetecer en el mundo un Rey cristiano, sino el bien de su pueblo? ¿Qué le puede faltar a ese Rey en el mundo, para ser feliz, sino el amor de su pueblo?

Pensando y sintiendo así, querido Alfonso, soy fiel a las buenas tradiciones de la antigua y gloriosa monarquía española, y creo a la vez ser hombre del tiempo presente que no desatiende el porvenir.

Comprendo bien que es tremenda la responsabilidad de quien tome sobre si restaurar las cosas de España; más si sale vencedor de su empresa, inmensa será su gloria. Nacido con derecho a la corona de España, y mirando en este sagrado derecho una sagrada obligación, yo acepto aquella responsabilidad y busco esta gloria, y me anima la secreta esperanza de que con la ayuda de Dios el pueblo español y yo hemos de hacer cosas grandes; y ha de decir el siglo futuro que yo fui un buen Rey y el pueblo español un gran pueblo.

Tú, hermano mío, que tienes la dicha envidiable de servir bajo la bandera del inmortal pontífice, pide a ese nuestro Rey espiritual para España y para mí su bendición apostólica.

Y a Dios que te guarde, hermano mío. Tuyo de corazón, tu hermano, CARLOS".

ADDENDA: ADICIONES Y COMPLEMENTOS SOBRE LAS TEMÁTICAS Y MOTIVOS REFERIDOS EN EL ARTÍCULO. (POR JUAN EMILIO PRADES):

GOBERNADOR CIVIL DE VALENCIA D. PERIS Y VALERO:

CABECILLAS CARLISTAS CITADOS:

"GALINDO" (José Galindo): Muy posiblemente este jefe carlista pudiese ser José Galindo Vidiella, natural de Calaceite (Teruel).

"SALES": (Joaquín Sales de Ludiente).

"RULLO": (El Rullo de Zucaina).

"VALLÉS": (Francisco Vallés de Alcalá). Francisco Vallés Roselló, nació en Tortosa el 16 de diciembre de 1820, falleció en Valencia, el 8 de diciembre de 1899. Fue Mariscal de campo carlista. En el año 1848 Francisco Vallés paso a residir en el municipio de Alcalá de Chivert, donde contrajo matrimonio con doña Carmen Girona. En 1869 siendo el recaudador de contribuciones de Alcalá se levantó en armas en Alcalá con una partida carlista a su mando, la cuál fue derrotada por las fuerzas gubernamentales en el mes de agosto de 1869, Vallés se acogió al indulto del gobierno. Al año siguiente obtuvo de Carlos VII el empleo de coronel. En el año 1872 volvió a tomar las armas a favor del carlismo, llegando a convertirse en comandante general de la provincia de Tarragona y en la máxima autoridad de los carlistas en el Maestrazgo.

"BOU": Vicente Bou Martorell.

"COQUETA": Agustín Pascual (alias, apodo, mote) "Coqueta".

"DOMBILIO": (Jaime Dombilio).

"BORRÁS": Antonio Borras, natural de Cálig.

BIBLIOGRAFIA, WEBGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES:

NOTAS DE OPINIÓN Y COLABORACIÓN ENVIADAS POR LECTORES DE ESTE ARTÍCULO: 

Comentarios de Jean Michel Tomas (París, 3-8-2023): "¡Yo no había entendido nada de las guerras carlistas!... Ahora lo tengo todo resuelto. Al acabar leer, esto me recuerda la frase de Shakespeare: "La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido". 

- No pensé que había afectado tanto a los pueblos de la comarca de Torreblanca. Las constituciones de 1812 y 1869 habrían sido soluciones honorables, incluso para la monarquía. Se tiene que decir que, sin ofender a algunos, pero esas constituciones se inspiraron de Napoleón Bonaparte (Napoléon I), tirano sanguinario, pero transfirió ideas nuevas. Sobre esto, casualidad, poco antes de leer la obra de J.E.P.B., antes de ayer, leí un gran artículo sobre la guerra en Francia de 1870 entre la Prusia de Guillaume I y Bismarck (con un estado mayor francés cuya nulidad fue considerable, como en 1914-1918, e incluso en 1940 (de la que mi padre, alistado como extranjero en el ejército francés, fue testigo directo en primera línea en el frente de la frontera franco-alemana).

- En todo caso, en este artículo de diario encontramos el muy involuntario, pero considerable papel de Isabel II, que participó en el estallido de la guerra de 1870.

- Cómo las guerras carlistas, a su manera, cambiaron el destino del mundo y el colapso de toda Europa.

- ¡Y realmente no esperaba eso!... Gracias Juan Emilio".

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Graffiti, lema carlista.



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